La UPOCAM es una organización de campesinos que trabaja con los campesinos. Es decir los hombres y mujeres que trabajan, producen, tienen su finca y viven en el campo. El término «campesino» tiene connotación sociológica porque se relaciona con la clase social y la naturaleza del trabajo de la persona. Los compañeros de la UPOCAM, se precian de «campesinos» porque viven, trabajan y comercializan con lo que la tierra y su trabajo le dan, dicen que pertenecen a la clase campesina.

Antecedentes

La explotación contra los campesinos se dio en todo tiempo y en todas formas, cuando el oro y otras piedras preciosas se encontraban a flor de tierra, cuando el banano y otros frutales rentaban, cuando el café estaba en su auge y cuando se dio su caída. Los empresarios criollos y extranjeros se hicieron ricos y se llevaron las ganancias a las ciudades del país o al exterior; mientras los campesinos productores, como siempre, sufriendo las consecuencias de la pobreza y exclusión. 

Situación actual

Este proceso sigue hasta ahora. Las políticas del neoliberalismo reproducen en el campo lo que habían hecho en el sector urbano. La agricultura, base de la sociedad, poco a poco se esta transformando en un producto manipulado por la economía y el mercado.

La abertura de los mercados al nivel internacional preconizado por el FMI y el BM no ayuda a los campesinos que se encuentran presionados y en competición contra los precios de otros países. Las medidas tomadas al nivel nacional e internacional de los últimos años favorecieron la centralización de varias ramas de la producción agropecuaria en una única empresa (monocultura). El modelo agrícola actual se convierto en la utilización de grandes extensiones de tierras – grandes caseríos para competir en el mercado. Son empresas, multinacionales que regulan la agricultura favoreciendo la monocultura, controlando completamente la cadena productiva, desde la producción hasta la distribución.

Vivimos en un tiempo de superexplotación de los recursos naturales durante cual se normaliza el uso intensivo de fertilizantes e insumos químicos, la mecanización pesada y la utilización de poca mano de obra («una agricultura sin agricultores»). Es la subordinación de la agricultura a las empresas industriales y al capital financiero.

La soberanía alimentaría

Nosotros enfrentamos este sistema. Planteamos la diversificación de cultivos como alternativa al monocultivo, la necesidad de privilegiar el autoconsumo, el mantenimiento del equilibro natural, la recuperación de especies y variedades, el reparto de semillas y conocimientos, y la preservación del medioambiente, de nuestra memoria y tradición.

Hablamos de la soberanía alimentaría para plantear un otro manejo de agricultura. La alimentación es un derecho humano básico, todos y cada uno deben tener acceso a alimentos sanos, nutritivos y culturalmente apropiados, en cantidad y calidad suficientes para llevar una vida sana completa dignidad humana. Cada nación debe declarar el derecho de acceder a los alimentos y garantizar el desarrollo del sector primario para asegurar la realización completa de este derecho fundamental.

El derecho a la alimentación únicamente puede garantizarse, en un sistema donde la soberanía alimentaria esté garantizada. Es el derecho de cada nación para mantener y desarrollar su propia capacidad para producir los alimentos básicos de los pueblos. Una agricultura en la cual los campesinos no son dependiente de recursos exteriores si no de la naturaleza. En la cual el medioambiente se respeta, una agricultura autosuficiente sin importación o exportación masiva. La alimentación no es un producto, es un derecho que debemos garantizar para cada pueblo.